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Todos hemos tenido o vamos a tener un viaje que nos cambie la vida. El de esta historia se escribe en 1993, cuando Jorge Maciel visita Italia por primera vez y se enamora de toda la magia que encierra el mundo del vino, al vivirlo de cerca entre viñedos.

Después de pasar muchos años probando variedad de vinos y documentándose al respecto, surgen las bases de Cava Maciel que se cimbraron en la cochera de los padres de Jorge en el año 2000. Ese pasatiempo que se convirtió en una pasión, fue del gusto de familiares y amigos que cada vez demandaban mayor producción. En 2006 se hace de su terreno y después de muchos años de esfuerzo, construye la vinícola en 2009 para dedicarse de lleno a su proyecto.

Jorge, un amante de la astronomía desde niño, decidió plasmar su afición en el concepto de la marca, otorgándole una personalidad única y congruente con el entorno, ya que todas las etiquetas poseen nombres celestiales. Como lo son Alba, Apogeo, Luneo, Venus, Venus Rosa, Vía Láctea, Vino de Luna y Perigeo. Y cómo dato curioso, Jorge nos comentó que optó por no incluir la selección de la uva en sus etiquetas, con el propósito de que “las personas no se enamoren de ellas”, sino del proceso y resultado de cada botella de vino representa en sí.

Con una sala de degustaciones, una terraza amplia y con una de las mejores vistas panorámicas de San Antonio de las Minas, así como el restaurante con concepto Baja Med que está aperturando, la historia de Cava Maciel es otra historia de sueños, pasión y éxito. Ya sea que degustes su delicioso vino ahí mismo, en tu casa o hasta en Las Bahamas, podrás sentir la calidad y excelencia del vino bajacaliforniano en tu paladar.

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Vinos equilibrados creados en armonía con el cielo y la tierra de Baja California.

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